7/12/22

HABLANDO DE DUELO

 Lo más desalentador, en el sentido literal de la palabra, es que no pasa nada. La persona ya no está ni estará, solo estuvo, y no pasa nada. Sales a la calle y todo sigue, la gente pasa, bromea, se enfada, se esconde tras sus auriculares o conversa de la vida. Mi mundo se cae a pedazos, pero el mundo sigue en pie. Tarde o temprano, todos viviremos con el alma cavernada por ausencias irremplazables, pero, al mismo tiempo, hablamos con necesaria normalidad de los muertos de otros. Qué gran paradoja. Como los amputados, hemos perdido parte de nosotros pero, aunque ya no está, sigue presente y puede doler.

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Reflexiones e intuiciones de un caminante y compañero de caminos. Ideas que me hacen crecer.