Yo olvidaba que no siempre recoges lo que siembras, este año me han recordado que te puedes encontrar personas con las que no puedes construir, porque no pueden o no quieren escuchar. Y he aprendido que hay que dejarlas ir.
Yo pretendía cumplir medio siglo con un proyecto renovado, este año he constatado que mi capacidad de transformación no es tan veloz como me gustaría y estoy aprendiendo torpemente a transformar la frustración en impulso.
Yo creía que lo mejor que podía hacer con mis particularidades era ignorarlas, este año he comprendido lo mucho que han influido en mi vida y que forman parte de mí y de mis caminos futuros.
Yo creía que algunas de mis certezas más arraigadas me tenían que acompañar toda la vida, este año he descubierto que no siempre las he mantenido por convencimiento, sino por apego a quien fui.
Yo creía que al sentirme frágil me iba a acabar quedando solo, este año sigo agradecido por las personas que siguen ahí.
¡Os deseo un 2025 lleno de paz!
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