facilitad el camino, el paso de algo tan grande.
Pues mi cuerpo está curtido de colinas y de valles,
el tiempo, lo sucedido, los calores y los fríos,
los dolores, los pesares, los ajenos y los míos,
los glaciares del invierno, los dehielos y sus ríos,
erosionan mi rostro de niño.
Los vientos huracanados y la brisa del Espíritu,
las tormentas, los granizos.
Las mareas.
Mi rostro de niño.
Voy a recorrer mis surcos,
y mis montes, y mis ríos.
Mis glaciares del invierno.
Si ha de pasar algo grande,
que se haga pequeño y recorra conmigo.
Que no soy relieve suave.
Dos sandalias y un bastón para el camino.
Que siento que pierdo.
Mi alma de niño.